Dentro de la tendencia de los mercados gourmet, el de Antón Martín (calle Santa Isabel, 5) es otro mundo. O, mejor dicho, es todo un mundo. La venta de productos frescos en los puestos de toda la vida convive con la comida multicultural (japonesa, italiana, mexicana, colombiana, taiwanesas, española… ) y el taconeo flamenco que llega de la planta alta, donde se encuentra la escuela de baile Amor de Dios.
Este mercado está lleno de vida. Los viejos vecinos del barrio hacen a diario su compra, los jóvenes vienen a comer auténtica cocina internacional y a llevarse alimentos ecológicos y veganos, mientras los turistas bien informados disfrutan de lo lindo en este espacio tan genuinamente madrileño. Su horario es de 9 a 23 horas, pero por la noche, para las cenas, solo queda abierta la entrada por la calle Duque de Fernán Núñez.
Para empezar por el aperitivo, te recomiendo estos dos puestos. En The Fish Market Alberto ha creado un rincón muy chic donde tomarte unas ostras con champán o un carpaccio acompañado de un vino blanco bien frío. Otra combinación que nunca falla: vermut y lata. Eso es Latazo. Eso, pero con una variedad y calidad exquisita, con 15 referencias de vermús de todas partes (el de grifo, el madrileño Zarro), y conservas muy buenas escogidas por Antonio, como las de catrineta que se sirven en plato, en tosta o en banderilla.
Empezamos el recorrido gastronómico por Japón. En Yoka Loka se ven muchos rostros japoneses en las mesas y eso es un signo inconfundible de que estamos ante la mejor versión de una ikazaya o taberna japonesa. Yoka Kamada, su propietaria, quería abrir un local al más puro estilo de las casas de comida de Tokio y lo ha conseguido: la barra y el pequeño comedor siempre están de bote en bote. Todo se hace al momento, con productos muy frescos y a precios de mercado que compra a sus vecinos pescaderos. La cocina se completa con cursos de caligrafía, conciertos y la venta de ropa muy japo,como los calcetines para chanclas. Además del sushi, maki y niguiris, hay que probar su ramen los martes, las trufas de té verde y el sake exclusivo.
Paz contagia con su sonrisa la alegría que le da tener la barra llena de cosas ricas. Dicen que el mejor jamón ibérico del mercado lo tiene ella en Donde Sánchez, Cosas ricas.., y buenos quesos, patés, cervezas y conservas artesanas, chocolate ecológico de Alcalá de Henares y vinos de todas partes. En sus mesas es fácil encontrar a bailaores flamencos que reponen fuerzas después de ensayar una planta más arriba, en la escuela Amor de Dios.
Nacho Sánchez ha realizado su sueño, montar el restaurante crudivegano Botanique y con él hace soñar cada día a sus clientes y seguidores con un exquisito menú del día (9 €) y una carta con recetas en las que no se utiliza ningún producto de origen animal y en su mayoría son ecológicos. Desde la tabla de quesos sin leche a su tartar de sandía con aguacate, vamos de sorpresa en sorpresa entre platos que se cocinan sin calor, cocina raw, o a baja temperatura en olla de titanio. Para un extra de vitaminas y sabor, prueba sus zumos verdes de presión en frío.
Frente a la floristería Flowrs (de flores silvestres y de temporada) está la Saletta, esa salita con genuino sabor italiano que manejan tres amigos de toda la vida llegados desde Le Marche, en Italia: Máximo en la cocina, Jimi en las mesas y Jonny en la barra repleta de vinos de su tierra. ¿Sus platos fuertes? La porchetta, panceta rellena de especias y al horno, la pasta rellena de vieiras y gambas con salsa de tomate, la burrata y, sobre todo, sus pizzas… entre las mejores de Madrid. ¡Ni te imaginas cómo está la de trufa y búfala!
Seguimos por México. En Cutzamala, Uriel Corial prepara buenos tacos de pastor, quesadillas con flor de calabaza, guacamole y pico de gallo recién hechos a mano, salsa de chiles frescos pero también algunas recetas 100% mexicanas que te gustará encontrar, como las birrias de res o las tortas ahogadas, típicas de Guadalajara, con una salsa bien picante. Los sábados tienen un brunch mexicano con huevos a elegir: los cutza, los chilakillers o los rancheros, acompañados de café de la Puebla, zumo y bollería mexicana. No faltan las aguas de sabores, cervezas, margaritas, micheladas y un tequila con auténtico agave.
“Váyase a quejar al Mono de la Pila”, así se quitan de en medio a los pesados en Colombia, mandándoles a esta famosa fuente con la figura de un niño parecido al Manneken Pis belga. Y es el nombre que Helena y Jose han elegido para la cevichería “fina” del mercado, con tres especialidades: de corvina salvaje, de pulpo civilizado y de gambas silvestres. Elige la salsa, acompáñalo con la cerveza Club Colombia y remata con un pisco. De un salto llegamos a Venezuela. En Omaira el día de las arepas es el sábado, los jueves prepara su plato especial, el pabellón criollo, y cualquier día, el desayuno es una pasada y de los más madrugadores.
A pie de calle, acaba de abrir Buns & Bones. Pura tendencia, con esos panecillos asiáticos hechos al vapor rellenos de carnes, pescados y verduras, como el Pato Pekín de Antón Martín o el Pork belly del maestro Chang. Para los Bones, utilizan la mejor materia prima del mercado como el chuletón de la carnicería Ismael, o el bogavante vivo, y todo cocinado a la parrilla.
En el mercado, además de hacer la compra, también vas a encontrar comida para llevar, española en la Caracola, auténtica taiwanesa y un puesto lleno de algas. Y una parada más: en Sandwich Mixto no hay bocadillos, es una librería con fanzines y publicaciones autoeditadas españolas, donde los momentos literarios se acompañan de un café con un buen trozo de tarta.