Iconos de Madrid en el cine

Categoría: Arte y Cultura 28 abril 2020
Las famosas Torres Kio, o Puerta de Europa, símbolo del mal en El día de la bestia.
Las famosas Torres Kio, o Puerta de Europa, símbolo del mal en El día de la bestia, de Álex de la Iglesia.

La ciudad de Madrid es un personaje más en muchísimas de las películas que, a lo largo de nuestra historia, hemos podido ver en la gran pantalla. El cine de Pedro Almodóvar o de Álex de la Iglesia no podría entenderse sin su referente urbano. Pero otros muchos directores también han dicho aquello de «cámara y acción» en nuestras calles. Este paseo tan cinematográfico gira en torno a algunos de nuestros principales hitos turísticos y culturales. ¡Prepara las palomitas!

En torno a la GRAN VÍA

Vista general de la Gran Vía desde el Círculo de Bellas Artes.

Vista general de la Gran Vía desde la calle de Alcalá.

Fue un 4 de abril de 1910 cuando el rey Alfonso XIII, a golpe de piqueta de oro, daba por inauguradas las obras para la construcción de una avenida que serviría para descongestionar la zona centro y hacer de Madrid una ciudad moderna. Pronto se llenó de edificios que hoy continúan siendo verdaderos iconos de nuestro patrimonio urbano, como el Edificio Metrópolis, el Palacio de la Prensa, el Edificio Capitol o el de Telefónica, uno de los primeros rascacielos de Europa. La centenaria calle tiene 1.360 metros de longitud y, a lo largo de la historia, ha sido protagonista de grandes momentos cinematográficos. Sara Montiel colapsó la Gran Vía con el estreno de El último cuplé (1957) y La violetera (1958) en el entonces Cine Rialto, hoy convertido en teatro. Pedro Almodóvar hizo lo propio el 23 de octubre de 1991 cuando llenó la calle de tacones gigantes, plumas y lentejuelas con motivo del primer pase de la película Tacones lejanos en el Palacio de la Música.

La Gran Vía es la calle más famosa de Madrid y este uno de sus edificios más fotografiados, el de Telefónica.

La Gran Vía es la calle más famosa de Madrid (Foto: Madrid Film Office).

La Gran Vía ha sido y es escenario de gran parte de las películas que forman parte de nuestra historia cinematográfica. En la época del blanco y negro aparece en El último caballo (1950), primer manifiesto ecologista del cine español, dirigida por Edgar Neville e interpretada por Fernando Fernán Gómez. El technicolor nos trajo Las chicas de la Cruz Roja (1958), en la que Concha Velasco y otras compañeras recorrían la avenida en busca de donativos y amor cantando a bordo de un Mercedes descapotable. De día y de noche nos la muestra José Luis Garci en El crack (1981) y El crack dos (1983), en la que incluye hasta seis minutos de conversación desde un piso con vistas a la calle.

Pero, sin duda, la imagen que ha quedado para siempre en la retina del espectador es la de Eduardo Noriega caminando, asustado, por una sorprendente Gran Vía vacía en Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar. El preludio perfecto para le peor de las pesadillas… En este filme aparecen también otros grandes iconos de nuestra ciudad, aunque no estén en la Gran Vía: la Torre Picasso, que en su día fue el rascacielos más alto de Madrid, en la zona de AZCA, y el Faro de Moncloa, convertido, eso sí, en la clínica a la que acude César para reconstruir su rostro. Cuando se rodó la película ya funcionaba como el espectacular mirador a 92 metros de altura que hoy es: ¡mira el vídeo!


Nos detenemos ahora en la animada plaza del Callao, que da comienzo al último tramo de la Gran Vía y sirve como eje distribuidor de otras céntricas calles, como Preciados y el Carmen. El Hotel Florida por el que pasó la mayor parte de los corresponsales extranjeros durante la Guerra Civil estuvo aquí igual que la primera tienda de Rodilla, la de los sándwiches, en el mismo local en la que hoy permanece. A esta plaza la hemos visto en multitud de películas, como El día de los enamorados, de Fernando Palacios (1959), en la que el edificio de la FNAC lo ocupaban aún unos grandes almacenes, Navajeros, de Eloy de la Iglesia, con una persecución por las azoteas de los edificios de la plaza, y La flor de mi secreto (1995), de Pedro Almodóvar, en la que el protagonista disfruta de una impresionante panorámica de la plaza desde su residencia.

ANUNCIOS PUBLICITARIOS: luces y azulejos

Este es el anuncio de Schweppes del Edificio Capitol que protagoniza una célebre escena en El día de la Bestia.

Este es el anuncio de Schweppes del Edificio Capitol que protagoniza una célebre escena en El día de la bestia.

Del mismo director, Pedro Almodóvar, es La ley del deseo (1987), con una escena clave en la antigua cafetería Manila, situada en sus tiempos en el Edificio Capitol, también llamado Carrión. Aquí nos quedamos, pues este edificio, construido entre los años 1931 y 1933 por los arquitectos Luis Martínez-Feduchi y Vicente Eced y Eced, está coronado por uno de los pocos anuncios luminosos que quedan en Madrid, protagonista absoluto de El día de la bestia, de Álex de la Iglesia (1995). Realizar la que es una de las escenas más célebres del cine español de los últimos tiempos no fue tarea fácil. Hubo que reproducir con total exactitud el cartel de Schweppes y llevarlo a un estudio. Pero la sensación fue real: todo el mundo al contemplar hoy el luminoso recuerda ese momento cumbre de la película, en la que Santiago Segura, Álex Angulo y Armando de Razza cuelgan de él tras una persecución demoníaca.


Datos para curiosos: la licencia de instalación del anuncio se expidió el 5 de agosto de 1972, pero su colocación no se hizo efectiva hasta el mes de septiembre, tras pagar al Ayuntamiento 3.750 pesetas. Tiene 312 barras, 11 metros de altura y 100 kilos de peso. A los cinéfilos les gustará saber que se pueden alojar justo detrás del cartel, en una de las habitaciones más especiales del Hotel Vincci Capitol.


El otro letrero luminoso más famoso de Madrid es el del Tío Pepe, que preside desde hace más de ochenta años la Puerta del Sol, primero desde la azotea del antiguo Hotel París, en el número 1, y ahora desde la del número 11. Su nueva ubicación se puede ver perfectamente en la película Que dios nos perdone (2016), de Rodrigo Sorogoyen, que saca a pasear a asesino y policía por toda la zona centro de la ciudad, incluida esta plaza. Aunque si hay una película donde la Puerta del Sol brilla en todo su esplendor, con el Oso y el Madroño en primer plano, esa es Las brujas de Zugarramurdi (2013), de Álex de la Iglesia.

Los antiguos laboratorios Juanse, en Malasaña, aparecen en Los límites del control.

Los antiguos laboratorios Juanse, en Malasaña, aparecen en Los límites del control.

Otro tipo de anuncios, los famosos azulejos madrileños, aparecen en la película Los límites del control, que Jim Jarmush rodó en el año 2009 en Madrid. Además de algunos edificios muy reconocibles, como Torres Blancas, del arquitecto Sáenz de Oiza, en una escena puede verse a Luis Tosar, violín en mano, frente a la fachada de los antiguos laboratorios Juanse, en Malasaña, fundada a finales del siglo XIX. Su decoración de cerámica, en la que aparecen remedios farmacéuticos de lo más curiosos, es una de las más valiosas de la azulejería publicitaria en los comercios de nuestra ciudad.

La PLAZA MAYOR

La Plaza Mayor es uno de los escenarios que más aparecen en las películas con Madrid de fondo.

La Plaza Mayor es uno de los escenarios que más aparecen en las películas con Madrid de fondo.

En 1617 el rey Felipe III encargó la finalización de las obras de remodelación de la plaza del Arrabal al arquitecto Juan Gómez de Mora. Dos años después ya existía la Plaza Mayor, y, con ella, la Casa de la Panadería, antigua tahona de la Villa, situada justo enfrente de la Casa de la Carnicería, depósito general de carnes hoy transformado en el Hotel Pestana Plaza Mayor. El Arco de Cuchilleros, que da paso a una gran escalinata, es la más fotografiada de sus diez puertas de acceso. Y la estatua del rey Felipe III a caballo, diseñada por Giambologna y terminada por Pietro Tacca en 1616, uno de sus principales símbolos.


Por la Plaza Mayor de Madrid todo el mundo pasa, sobre todo, en Navidad, que es cuando se instala en ella el tradicional Mercado Navideño, cuyos orígenes se remontan a 1860. Los puestos de hoy, con forma de casitas, se parecen muy poco a los que había en 1962, año en que se estrenó La gran familia, dirigida por Fernando Palacios. La escena en la que el hijo pequeño se pierde mientras sus hermanos y el abuelo, José Isbert, curiosean por el mercado, forma parte de la historia del cine español. El grito de ¡Chenchoooo! aún resuena en nuestros oídos… Otra escena inolvidable en la Plaza Mayor, en este caso vacía, nos la regala Pedro Almodóvar en la ya antes mencionada La flor de mi secreto (1995), cuando, tras unas copas de más, Ángel (Juan Echanove) improvisa un baile para Leo (Marisa Paredes).

Estaciones de tren: ATOCHA y DELICIAS

Por la estación de Atocha pasan viajeros... ¡y actores y actrices! (Foto: Madrid Film Office).

Por la estación de Atocha pasan viajeros… ¡y actores y actrices! (Foto: Madrid Film Office).

Uno de los edificios más representativos de Madrid es la Estación de Atocha, que pasa por ser uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura en hierro de nuestro patrimonio urbano, además del primer lugar de la ciudad que conocen muchos de los viajeros que nos visitan. Esto es lo que le ocurre a Agustín Valverde, o lo que es lo mismo, a Paco Martínez Soria, en La ciudad no es para mí, de Pedro Lazaga (1965), totalmente abrumado tras bajarse del tren (atención a la máquina de vapor que se ve en la escena). Aún no reformada y ampliada, de otra época nos parecerá también la estación en la última película de Luis Buñuel, Ese oscuro objeto de deseo (1977), a la que llega Mathieu Faber (Fernando Rey) tras contar a sus compañeros de vagón la historia de sus infortunios amorosos.


Más actual se ve en El ultimátum de Bourne (2007), de Paul Greengrass, con Matt Damon convertido en uno de los grandes espías cinematográficos de los últimos tiempos. Procedente de París Jason Bourne llega a la estación de Atocha. En ella se detiene Will (Henry Cavill) junto a Lucía (Verónica Echegui) en otro thriller internacional, La fría luz del día (2012), de Mabrouk El Mechri, rodado en Madrid. Nos gusta esta escena en Atocha, en torno a su jardín tropical, porque de fondo la megafonía anuncia ¡servicios mínimos!

La antigua estación de Delicias fue una estación moscovita en Doctor Zhivago.

La antigua estación de Delicias fue una estación moscovita en Doctor Zhivago.

Inaugurada en 1880, la estación de Delicias, hoy reconvertida en Museo del Ferrocarril, es todo un monumento, ejemplo también de la arquitectura en hierro de nuestra ciudad. A lo largo de su historia ha sido elegida muchísimas veces como escenario cinematográfico llegando a convertirse, por obra y gracia del séptimo arte, en una estación moscovita de primeros del siglo XX en la mítica producción de David Lean, Doctor Zhivago (1965) y en la de Franklin J. Schaffner, Nicolás y Alejandra (1971). También se han rodado en sus instalaciones películas españolas como Amantes de Vicente Aranda.

El MUSEO DEL PRADO

El Museo del Prado ha sido lugar de intrigas y dramas en la gran pantalla.

El Museo del Prado ha sido lugar de intrigas y dramas en la gran pantalla.

Es el gran icono cultural de Madrid, una de las mayores pinacotecas del mundo, que alberga la mejor colección de pintura española (Goya, Velázquez, El Greco). Hay que recorrer sin prisas todos sus espacios -el edificio neoclásico es de Juan de Villanueva y la ampliación, obra de Rafael Moneo– y descubrir sus magníficas obras de pintura europea de los siglos XII al XIX… Pero, si no es posible, tendremos que dejarnos llevar por la magia del cine. En sus salas se han rodado películas de todo tipo, desde Viva Madrid, que es mi pueblo, de Fernando Delgado (1928), ficción muda con el torero Marcial Lalanda como estrella principal, o la memorable El cochecito (1960), de Marco Ferrari, hasta producciones internacionales, como Último chantaje (The Happy Thieves, 1961), una comedia de George Marshall, protagonizada por Rita Hayworth y Rex Harrison, que narra la historia de tres ladrones de obras de arte afincados en España que reciben el encargo de robar El dos de mayo de Goya.


Del mismo año, 1961, es El pobre García, dirigida y protagonizada por Tony Leblanc, que, en la pantalla, intenta ganarse la vida como guía en el Museo del Prado. Más moderna es La hora de los valientes (1998), de Antonio Mercero, que recrea la evacuación de las obras del Museo en 1937 para protegerlas de los bombardeos durante la Guerra Civil. Algunos de los planos fueron recreados en un plató, pero la secuencia final fue rodada in situ, ambientada, eso sí, en los años 40.

El PARQUE DE EL RETIRO

Así es el Monumento a Alfonso XII del Parque de El Retiro...

Así es el Monumento a Alfonso XII del Parque de El Retiro…

Si preguntáramos a los madrileños por su lugar favorito de la ciudad, probablemente muchos elegirían el parque de El Retiro, jardín histórico del desaparecido palacio del mismo nombre construido para recreo del rey Felipe IV alrededor de 1630. El cine no podía pasar de largo por este lugar. Ha servido de escenario en filmes tan dispares como Las bicicletas son para el verano (1984), de Fernando Fernán Gómez, en la que hay una escena también en la cercana Cuesta de Moyano, Tiovivo C.1950 (2004), de José Luis Garci, en la que aparece la antigua sala de fiestas Florida Park, hoy restaurante Florida Retiro, Los fantasmas de Goya, de Milos Forman, con Javier Bardem, o la ya antes mencionada El día de la bestia, con una escena final en torno a la fuente del Ángel Caído, uno de los pocos monumentos del mundo dedicado al diablo.

...Y así se veía en El fabuloso mundo del circo, con John Wayne.

…Y así se veía en El fabuloso mundo del circo, con John Wayne.

Pero, de entre todas ellas, nos quedamos con El fabuloso mundo del circo (1964), de Henry Hathaway, con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale como protagonistas. Las fotos promocionales del filme muestran al universal vaquero, reconvertido aquí en jinete, junto a las dos actrices. Pero ¿y de fondo? ¿Qué se ve? Pues las columnas del monumento al rey Alfonso XII, junto al estanque, vaciado y convertido en plató para rodar esta superproducción americana de los estudios Bronston. Sobre su fondo sin agua fue instalada una tarima, y, sobre ella, la carpa de circo en la que transcurre buena parte de la historia.

BARES, qué lugares


Siempre hay algún momento del día para acercarse a tomar algo a un bar. La vida social de los madrileños gira en torno a un café a mediodía, unas tapas con los amigos o una velada al aire libre en un una terraza. Y así lo recogen muchas de las películas en las que Madrid es un personaje más. En Nadie conoce a nadie, ópera prima de Mateo Gil (1999), el personaje que interpreta Paz Vega trabaja en el Café Pepe Botella, en la plaza del Dos de Mayo, en Malasaña. La misma actriz ganó un Goya en 2001 por su interpretación en Lucía y el sexo, de Julio Medem, en la que la protagonista vive justo encima del Café Moderno, en la plaza de las Comendadoras, en el barrio de Conde Duque. A unos pasos  encontramos La Taberna de la Copla, que aparece en Magical Girl (2014) de Carlos Vermut. Bares de La Latina y Lavapiés, como el Café Pavón, el Marula o María Pandora son los que recorre Eva (Itsaso Arana) en La virgen de agosto (2019), de Jonás Trueba, cuyo argumento gira en torno a las castizas fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma.

En el Museo Chicote tiene lugar una escena esencial de Los abrazos rotos (Foto: El Deseo).

En el Museo Chicote tiene lugar una escena esencial de Los abrazos rotos (Foto: El Deseo).

Los bares son fundamentales también en las películas de Pedro Almodóvar. En La Bobia, bar mítico de la Movida en la zona de El Rastro hoy reconvertido en restaurante de cocina asturiana, comienza Laberinto de pasiones (1982). Y en ¿Qué he hecho yo para merecer esto! (1984) Chus Lampreave invita a su nieto a tomar una copa de coñac en la Taberna Alhambra, junto a la plaza de Canalejas. Pero habrá que esperar hasta 2009 para que el director manchego dé todo el protagonismo al bar más cinematográfico de Madrid, el Museo Chicote, el favorito de grandes estrellas de Hoollywood como Ava Gardner allá por los años 50 para tomarse unos cócteles. En Los abrazos rotos aquí tiene lugar una de las escenas fundamentales del filme, ese momento en el que Blanca Portillo, animada por unos gin tonics, desvela un transcendental secreto.

EPÍLOGO: del cine a la fama

El Edificio Telefónica preside las vistas en la terraza de Mujeres al borde de un ataque de nervios (Foto: El Deseo).

El Edificio Telefónica preside las vistas en la terraza de Mujeres al borde de un ataque de nervios (Foto: El Deseo).

El edificio Telefónica se veía desde la terraza de Pepa (Carmen Maura) en Mujeres al borde de una ataque de nervios (1988), de Pedro Almodóvar, y El Pirulí (Torrespaña) desde la azotea donde Israel y Jorge (Raúl Arévalo y Quim Gutiérrez) charlaban en AzulOscuroCasiNegro (2006), de Daniel Sánchez Arévalo. El palacete del marqués de Leguineche (Luis Escobar) de Patrimonio Nacional (1981), de Luis García Berlanga, es el Palacio de Linares, frente a la fuente de Cibeles, donde trabaja el personaje principal de Manolo, guarda urbano (1956), de Rafael J. Salvia. En el Parque de Atracciones se olvida de su drama particular el chaval de El Bola (2000), de Achero Mañas, mientras los chicos de Barrio (1998), de Fernando León de Aranoa, descubren otros mundos en una antigua estación fantasma de Metro hoy reconvertida en el museo Andén Cero.

Las Torres Kio, siempre asociadas a El día de la bestia (Foto: Madrid Film Office).

Las Torres Kio, siempre asociadas a El día de la bestia (Foto: Madrid Film Office).

Todos estos son también iconos de Madrid, pero ¿puede ocurrir al revés? ¿Que un edificio o lugar se transforme en icono por haber salido en la gran pantalla? La respuesta es sí. En Madrid sucedió con las conocidas por todos como Torres Kio, de nombre oficial Puerta de Europa, convertidas en El día de la bestia en un símbolo del mal. Las que pasan por ser las primeras torres inclinadas del mundo fueron diseñadas por los arquitectos estadounidenses Philip Johnson y John Burgee y construidas entre 1989 y 1996.


Otros ejemplos son las cuadrigas que coronan la antigua sede del Banco Bilbao, en la calle de Alcalá, famosas por La Comunidad (2000), también de Álex de la Iglesia, el puente de Eduardo Dato sobre el que cuelgan Eduardo Noriega y Aitor Merino en Historias del Kronen (1995), de Montxo Armendariz, o la Facultad de Ciencias de la Información, en la que de todo pasa en Tesis (1996), de Alejandro Amenábar. Si alguien busca la cabina roja de la que José Luis Vázquez no podía salir en La Cabina (1972), de Antonio Mercero, no la encontrará, porque nunca existió, aunque ya ha sido solicitada su instalación como homenaje. El rodaje se llevó a cabo en un patio privado entre las calles Rodríguez San Pedro y Arapiles, en el mismo barrio de donde era el boxeador que interpretaba José Luis Ozores en El tigre de Chamberí (1958), de Pedro Luis Ramírez.

Si quieres seguir recorriendo Madrid a través de la gran pantalla, puedes consultar también las guías Un paseo de cine. De Atocha a Plaza de España y 21 películas para 21 distritos. ¡Seguro que te gustan!

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