Al poco tiempo de abrir mi restaurante, en 2004, una noche después del servicio, con la sobremesa, al pasearme por la sala me encontré con una cara conocida. Tardé un instante en darme cuenta de quién era: el prestigioso cocinero barcelonés Ramón Freixa.
¡Cómo no reconocerle! Había leído sobre él infinidad de veces, recordaba verle cuando era un crío en la revista Club de Gourmets compartiendo portada con los grandes (Pedro Subijana, Arzak, Ferran…). Me presenté y me pareció un tipo pero que muy interesante. Fue el inicio de una gran amistad. Años más tarde me invitó a Barcelona, donde vivía y trabajaba, a celebrar su 35 cumpleaños. Tras una noche de juerga me confesó que es un auténtico enamorado de Madrid y que, tarde o temprano, acabaría oficiando en la ciudad.
Lo prometido es deuda, y en 2009 inauguró su Ramón Freixa Madrid (35 plazas) en la calle Claudio Cuello, 67 (Hotel Único). Según franqueo la puerta me atiende una señorita que no puede ser más profesional y simpática, nos acomoda en una mesa. En pleno Barrio de Salamanca el verdadero lujo es el espacio, y en Ramón Freixa se respira lujo. La sala es espaciosa, con mesas amplias y sillas confortables.
Todavía no he visto a mi amigo, pero distingo su firma en la decoración. Todo el personal va de punta en blanco, sin duda Ramón es el cocinero más elegante que conozco. Como es de esperar no pido a la carta, me dejo querer y disfrutamos de un menú degustación. Destaca un plato, el estudio del tomate. ¡Madre mía! No sabía que un tomate diera para tanto, tomate en mil formas, pero eso sí, muy elegantes todas, como el propio Ramón. A destacar también la butifarra de tórtolas y el rape con endivias de principio a fin. Este restaurante es un espacio para ir sin prisas, disfrutar de los sentidos y dejarse mimar. Ramón es innovador, arriesgado, fresco, divertido… pero sobre todo es un perfeccionista.