Para conjugar el verbo tapear, yo tapeo, tú tapeas, nosotros tapeamos… hay que ir al barrio de Retiro, alrededor de las calles Ibiza, Menorca, Doctor Castelo… El número de tabernas en esta zona sube de manera proporcional al gusto de los madrileños y visitantes por este vicio tan sano y se la conoce ya como la milla de oro del tapeo.
Taberna Arzábal, en Menéndez Pelayo, caba de cumplir siete años y ha sido una de las culpables de colocar al barrio en el top del tapeo madrileño. Es ya un clásico creado por dos Midas, Álvaro Castellano e Iván Morales, que todo lo que tocan lo convierten en oro: sus croquetas fluidas son antológicas, las gambas, las anchoas del Cantábrico, la ensaladilla… y un buen despliegue de vinos y champañas. Para celebrar su séptimo aniversario rescatan cuatro recetas míticas: gamba blanca en gabardina, cangrejo de río, pochas con tórtola y ensaladilla con ventresca de bonito.
En la calle Menorca, La Catapa es una referencia imprescindible, aquí hay que probar el pincho de tortilla y las croquetas de patata y trufa, entre otras exquisiteces. O’Grelo es otro veterano de la calle, un gallego con una buena barra para tapear y siempre atento a la temporada, cuando no son las jornadas del atún, son las del bogavante o las del pulpo y los mejillones, justo ahora en otoño. Por cierto, os recomiendo la tortilla, estilo Betanzos, cómo no, sus empanadas y el escabeche casero de bonito para tomar allí o llevártelo a casa. Justo al lado, te encuentras con dos mecas asturianas, auténtica sidrería donde se escancia sidra y se come un producto increíble. Quizá te suene también porque que cada año sorprenden con la puja más alta para traer a Madrid el campeón de los quesos Cabrales (este año han pagado 11.000 euros por él) y lo sirven a sus clientes: Couzapín, en Menorca, 33, y el hermano mayor, Carlos Tartiere (Menorca, 35)
Entramos en la calle Ibiza para hacer una primera parada en Kulto Espacio Gastronómico y disfrutar de un tapeo andaluz con toques de fusión, como el papelón de pulpo con yuca y cancha, antes de llegar a Mercado de Ibiza, donde hacen cremosas croquetas, algunas tapas de diseño y el ambiente de su planta superior, para las comidas y cenas, es muy acogedor. Recalamos ahora en Taberna Pedraza (Ibiza, 38), y aquí hay que rendirse a su archifamosa tortilla al estilo Betanzos que tiene hasta un contador que recoge las que Carmen Carro hace con tanto cariño y unos huevos fresquísimos, también gallegos. Sus croquetas de jamón son de campeonato y el resto de tapas alcanzan el mismo nivel: chistorra con pimientos de Padrón, los tigres, la butifarra… Su parrilla llama la atención (es la única, además), calcada de la mítica del asador Etxebarri y donde se preparan las carnes, como el chuletón de lomo de vaca rubia gallega madurado, el pichón de sangre con chalotas glaseadas, la hamburguesa de buey gallego, la pluma de bellota y algún guiso como su butifarra con judías del ganxet y escalivada.
La calle Doctor Castelo es empezar y no parar: Emaus, La Taberna de Buendi, La Raquetista, con originales tapas como las ostras valencianas con uvas de mar y lima y el pulpo con revolconas de sobrasada y sus buñuelos de bacalao con salsa vizcaína. Taberna Laredo ha ido cambiando de emplazamiento sin salir del barrio. Un negocio familiar que los hermanos Laredo bordan, siempre con el mejor producto (y la calidad se paga), marisco selecto, como la gamba roja y la blanca de Santa Pola, ricos arroces y una bodega impresionante, con todas las referencias que puedas imaginar en vinos, cavas y champanes, y no solo de España, también hay vinos de Francia, Italia, Alemania, Austria y Portugal.
La Castela mantiene el sabor añejo de las tabernas con su mostrador de estaño donde se sirve mojama con almendras, vasares de estuco repletos de botellas, espejos y mármoles. Se sirve vermú de grifo y el rabo de toro es la especialidad de la casa junto a buenos pescados y mariscos. Un encanto que enamora a propios y extraños, como Michelle Obama que tuvo el placer de tapear en La Castela. Marcano también se ha mudado hasta Doctor Castelo, 31 y mantiene sus especialidades de cocina moderna con toques vascos: una muy buena tortilla de patata y cebolla, ricos bocartes, croquetas de txangurro, mejillones o queso idiazábal y los chipirones en su tinta son algunas buenas recomendaciones para una primera vez. Al final de la calle (en el 48) encontramos la fachada verde inconfundible de un clásico de la cocina asturiana, La Hoja, con barra siempre animada y varios salones donde probar su afamada fabada.
Taberna y Media (en Lopez de Rueda, 30) es una de las últimas en llegar al barrio. Al frente, la experiencia y gran talante de José Luis Martínez. En la barra, una carta con algunos platillos ya aclamados por el público como la especialidad de la casa: los torreznos crujientes de Fuentidueña (su pueblo), desgrasados y tan crujientes…, la tajada de bacalao bien rebozado, las bravas y algunos platos con conservas que son recetas elaboradas y muy sabrosas. A la vista, magníficas alcachofas y tomates de verdad que se preparan al momento. Al lado, lleva toda la vida La Montería, desde 1963 un tapeo castizo con las gambas a la gabardina o los tigres por estandarte, pero también han introducido toques modernos sobre todo en recetas del atún y sus platos fuertes: setas y caza.
Otra nueva barra es la de La Guarida de Narváez, al más puro estilo vasco con un despliegue contínuo de pintxos exquisitos que se renuevan cada día y se preparan al momento. Pintxos fríos, como la tosta de pudin de cabracho, el pan de cristal con matrimonio y pimientos asados al carbón, y tapas calientes que salen a partir de las 13:00 horas y entre los que te recomiendo las croquetas melosas de carabineros, crujientes de bacalao con confitura de tomate y sus rabas de chipirón La Guarida, también en bocata. En la planta primera tiene una sala con mesas, una carta llena de recetas muy naturales elaboradas con pequeños productores y ambiente íntimo.